Pero
al final aprendes a levantarte de diferentes maneras, en diferentes
lugares y entre diferentes personas. Comprendes que lo que al principio
era una droga, sólo era una forma de llenar el vacío. La atracción
desaparece. Evolucionas y despiertas identificando cómo es cada persona
por mucho que no quieras verlo, interiorizando que no eres el único en
la vida de alguien, sino un secreto más. Entiendes
que ya no vale la pena discutir, ni alterarse, ni creer en la gente,
preparándote para una nueva caída. Que ya no estás hecho para compartir
tu cuerpo con cualquiera. Que quieres un fuego lento.
Hoy va por ellas; porque nunca habrá dos caídas iguales, pero la primera es la que te marca para siempre.
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