Calíope bajo las escaleras tras
haber escuchado la puerta de la entrada como se cerraba. Al principio aceleró
el paso, pero conforme bajaba las escaleras iba disminuyendo la velocidad.
Entró en el salón y directamente mirando el sofá, vio a León, se colocó a su
lado y lo observó; estaba despeinado, tenía la piel brillante y sus ojos
estaban perdidos en algún lugar de ese salón.
- -
¿Lo has vuelto a hacer, verdad?.- Le preguntó
Calíope.
-
- A veces no lo controlo, me supera y me vence,
consigue controlarme y bueno, acaba matando - contestó él con la mirada
perdida.
Calíope consideraba a su amigo León
la persona más empática que conocía, siempre se preocupaba por los demás y si
hacía algo mal, acababa culpándose hasta haberlo solucionado, pero estos
últimos años su amigo se había vuelto violento, descontrolado y sobre todo,
peligroso.
- -
¿Por qué siempre escondes tu lado bueno León? –
pensó Calíope.
Y este girando la cabeza hacía
ella, le contestó:
- - Porque si ven tu lado bueno los demás acaban
esperando siempre eso de ti, y no quiero cumplir esas expectativas.
Su amiga se quedó paralizada por
unos segundos; sabía que sus habilidades habían aumentado pero ¿a tal nivel de
saber lo que estaba sintiendo y preguntándose sin mantener contacto físico?.
Ahí fue cuando se dio cuenta que la persona más peligrosa de todo el mundo que
bloqueaba sus propios sentimientos, estaba sentada al lado suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario