Cuando cambiamos las chuches por alcohol, los sims por el twitter, el
querer un móvil con un montón de juegos por querer uno que tenga wifi.
Cuando cambiamos las salidas de la tarde por las salidas nocturnas,
cuando le buscamos otro sentido a todo, cuando empezamos a entender
muchos chistes, cuando cambiamos las miradas por besos, y los besos por
algo más, nos damos cuenta de que ya no somos niños.
Que todo ha cambiado.
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