"Aquel que solo sabe y recomienda hacer locuras sin que nadie entienda"

8 de diciembre de 2011

Amira


Miraba caer la lluvia desde su pupitre, se encontraba cansada y un poco distraída. Estaba en medio de una clase pero como últimamente hacia, no estaba atendiendo; en ese momento dirigió su mirada hacia las terrazas que habían a su izquierda, y vislumbró un gato que caminaba lentamente entre los tejados. No pudo evitar un sentimiento de pena, porque el pobre felino estaba mojado, hambriento y seguramente estaría pasando frío. De repente, Amira oyó su nombre, se giró y busco a quien le llamaba; era Marcos, su compañero de pupitre. Amira lo observo y vio que le daba una pequeña notita por debajo de la mesa, la cogió y miro rápidamente a la profesora de economía, que seguía dando su clase sin ninguna pausa. Ella abrió la nota, y en ella pudo ver un dibujo de un pájaro muy colorido, era una especie de papagayo tropical, uno de sus animales favoritos.

Al acabar las clases, Amira sacó su paraguas rojo para protegerse de la lluvia y emprendió el camino a casa como cada día. Al llegar al gran parque que tenía que atravesar, vio que el césped estaba encharcado y lleno de barro, así que opto por seguir el camino de piedra que lo atravesaba. El parque estaba desértico, y la lluvia cada vez era más fuerte al igual que los grandes destellos que  había en el cielo. Tras llevar unos minutos andando le pareció oír unos maullidos de un gato, se quito el mp3 y lo guardo a la vez que se desplazaba hacia donde su sentido le guiaba. Finalmente lo encontró; el gato se había caído dentro de una acequia y no podía salir de ahí. Rápidamente Amira dejo su paraguas rojo y su mochila debajo de un gran roble, se quito la chaqueta y comenzó a bajar por unas escaleras hasta donde estaba el gato. Cuando llegó abajo del todo, el agua le llegaba por la cintura y esa sensación de agobio no le gustaba, pero tenía que salvar a ese gato.

Amira fue acercándose al gato poco a poco, el agua cada vez subía más y estaba muy fría, ella sabia que no iba a aguantar mucho mas ese frió tan intenso, pero eso no le impidió moverse hacia el gato. Costosamente cogió al gato, ella ya no tocaba el suelo y el agua seguía subiendo; dirigió su mirada hacia arriba y entonces se asusto de verdad. La verja se había cerrado y ahora estaba atrapada. Amira siguió subiendo hasta llegar a la verja donde paso al gato entre los barrotes dejándolo libre, mientras tanto el agua continuaba ascendiendo y ahora le llegaba por el cuello. La joven no sabía que hacer, tenía mucho frío y por mas que intentaba subir la verja, esta no cedía. Rápidamente el agua subió y la cubrió, Anima estaba bajo el agua, seguía luchando contra la verja pero poco a poco iba sintiendo como se quedaba sin aire en los pulmones y rápidamente dejo de respirar, de resistirse, hundiéndose finalmente en la oscuridad.

Como un sueño, la joven abrió los ojos, al principio le costó ver lo que había a su alrededor, pero poco a poco fue vislumbrando todo lo que le envolvía. Tras unos segundos se reincorporo y se quedo sentada; se sentía angustiada y un poco mareada. Amira se toco las manos, la cara,… y estaba seca, ya no tenía frió pero se notaba cada vez más cansada. De repente alzo la mirada y vio que se encontraba en un embarcadero en mitad del mar. El cielo estaba nublado y muy grisáceo, pero no hacía ni aire ni había ningún tipo de oleaje o de lluvia. 

La joven se levanto mientras observaba su nuevo vestido, no recordaba habérselo puesto pero todo aquello era como un mal sueño; se toco la tela de aquel vestido, era como un traje de novia… a su vez, se acercó a un extremo del embarcadero desplazando su mirada hacia el agua, y observándose detenidamente. Amira se dio cuenta de que su pelo era más largo de lo que ella recordaba y rubio, sus ojos se habían vuelto azules oscuros, y parecía mas joven de lo que era.

En ese momento, la joven se sentía un poco sola, no veía nada a su alrededor hasta que en el otro extremo del embarcadero vio una hermosa mariposa; era de colores calidos y mas grande de lo normal.

-     ¿Qué hace esta mariposa en medio del mar? – se pregunto a si misma.

De pronto, Amira sintió una presencia, se giro tras unos segundos y cuando vio lo que había tras ella retrocedió hasta una esquina del embarcadero. Tenía ante sus ojos a un joven semidesnudo con unas amplias alas.

El chico le sonrió, y mientras tanto en la cabeza de Amira no paraban de surgir un montón de preguntas de sus últimos recuerdos antes de aparecer donde estaba. Le vino a la cabeza un gato, y seguido de eso una sensación insoportable de falta de aire y… La joven miró al chico a la cara y entonces recordó que lo había visto bajo el agua antes de… 

-     ¿Estoy muerta? – le preguntó rápidamente al chico.
El joven chico le miro intensamente y le dijo:

-     Aun no Amira, pero si no me escuchas pronto lo estarás.

Amira no entendía muy bien lo que quería decir el joven, pero estaba asustada y eso hizo que comenzara a llorar. Tras unos largos minutos, se seco las lágrimas y le preguntó al chico:

-     ¿Cómo te llamas?

-     Mi nombre es Tryar – dijo el joven. – Debes saber que si deseas seguir viviendo de veras morir antes, pero no podrás volver a tu antigua vida, si no que tendrás que venir conmigo.

Amira comenzó a llorar de nuevo; lo había perdido todo pero ahora, no obstante tenía otra oportunidad de vivir de forma diferente. Entre sollozos miraba a Tryar que estaba serio ante ella; no quería morir, pero no le quedaba otra opción. Tryar avanzo hacia ella, le acaricio su suave rostro y le levanto la barbilla diciéndole:

-     Tranquila yo te protegeré en este nuevo mundo.

Amira miro a su alrededor, y ante ella se levanto un monumental castillo que rozaba el cielo y la tierra, rodeado de fuego y agua; y allí en lo alto de las escaleras le esperaba su nueva familia.

1 comentario:

  1. Que relato más bonito. Es bastante interesante la forma en la que esta narrada esta historia. Esconde más de lo que realmente hay...

    Me gusta mucho.

    Un saludo :)

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