Carlos era hijo de Pelasgo y de la Titán Gea, señora de la tierra; fue el padre fundador de la ciudad de Arcadia. Este adoraba al dios Zeus de los cielos y el trueno.
Sin embargo, cometió la imprudencia de de querer engañar a los dioses, tras matar a su padre que era un semidios, invitó a un banquete en el que hizo servir la carne de su propio hijo disimulada en una especie de guiso. La herejía fue desenmascarada, aunque es de caballeros confesar que al menos Demeter alcanzó a degustar el insólito manjar, y fue Zeus el que condenó a Carlos y a toda su estirpe a convertirse en lobos por el resto de sus días. Sobre todo, las noches de luna llena.
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